Un
día en el campo, un campesino que estaba
paseando vio dos hojas en el suelo, ante su gran sorpresa, hablando. La primera
decía que había llegado hasta allí arrastrada por la corriente de un río, la
segunda decía que a ella la había traído un
remolino de viento. Se pusieron a recordar toda su vida. Cuando
brotaron, cuando se desprendieron del árbol, cuando desde la rama observaban su
reflejo en el agua cristalina, aquellos atardeceres en la montaña… Todo lo que
recordaban era maravilloso, como un sueño que duraría siempre, hasta que un día,
al lado de su árbol, pasó una joven muy triste, un chico le preguntó qué le
pasaba. Le dijo que, al igual que esas dos hojas secas, ella también moriría
algún día. Las dos hojas no podían creerlo, ellas no querían morir. Recordaron
ese día con gran tristeza, como si las acabaran de despertar de un sueño. Se
acercaba una ráfaga de viento, las dos hojas se despidieron para siempre.
Opinión:
Esta
leyenda me ha gustado mucho, es muy bonita y tranquila. Me parece que quiere
simbolizar la vida, y quiere explicar que lo bonito, por maravilloso que sea,
no dura siempre. Creo que está muy bien redactada y es entretenida.
Lucia
Iglesias Peréz.
1º
C
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